LA FELICIDAD

La felicidad








Aquí radica el tema central de nuestras preocupaciones: la felicidad.

La nuestra, la de los nuestros: parejas, hijos, amigos, familiares. Trabajamos por construir la felicidad, ya que es algo que no se nos regala, SE CONQUISTA
No dudaría en considerar la felicidad como el objetivo principal, la finalidad más general de los seres humanos. Porque no sé de nadie que quiera ser infeliz, ni me imagino para qué querría serlo.
A partir de aquí empiezan las diferencias:

  • ¿Qué es la felicidad?: múltiples respuestas, incluso divergentes.
  • ¿Cómo conseguirla?: no sólo encontrará muchas indicaciones, sino contrarias.
  • ¿Puedo ser feliz?: esta pregunta es de otra índole, más inmediata, más urgente. Los filósofos nos sentimos un poco incómodos con esas preguntas: nos ponen la realidad demasiado delante, y nos gusta verla en el horizonte. Así nos da la impresión de que la podemos entender y controlar.
  • ¿Por qué ese es feliz y yo no?:¿Quién le ha dicho que él lo sea?, ¿por qué se hace esa pregunta?
  • ¿Puedo ser más feliz?: no se vende por arrobas.

PERO… ASÍ NO SE PUEDE EMPEZAR A PENSAR EN ESTO. SI PIENSA ASÍ NUNCA LLEGARÁ A NADA  
Es decir, quizá escriba un libro sobre la felicidad. Pero no entrará de lleno en lo que la felicidad puede representar para usted o para él/ella (a quien quiere) o para él/ella (a quien odia).
Vamos a enfocar las cosas de otra manera. Voy a contar algunas situaciones más menos reales y luego le propongo pensarlas mediante cuatro pasos. Todo el que entre a la página puede dar su opinión, eso no hay ni que decirlo.

"Pedro Martínez tiene 47 años, está casado, tiene dos hijos de 17 y 19 años. Trabaja en una oficina, la misma desde hace 20 años. Conoce perfectamente su trabajo, lo hace bien. Tiene un cargo de una relativa responsabilidad. Su relación con su mujer es "normal" (lo pongo entre paréntesis porque no hay dos normales iguales). Con todo..., de un tiempo a esta parte..., en fin , que le da vueltas a las cosas. ¿Será la edad? ¿La crisis tardía de los 40? ¿La anticipada de los 50? El caso es que no es feliz".

"Amalia, 25 años, al poco de terminar su carrera comenzó a trabajar en una empresa multinacional. Aquello la llenó felicidad. Tiene un buen sueldo (de comienzo claro), posibilidades de ascender a medio plazo y el trabajo es bastante agradable. Eso sí, sigue siendo ciega".

"Roberto, 19 años. Al poco de comprarse un coche tuvo un accidente un tanto aparatoso. A él no le paso nada, pero el coche... siniestro total. Cuando le sacó un bombero del amasijo de hierros, le dijo: Enhorabuena, vas a tener dos cumpleaños. Roberto también lo pensó así, pero el caso es que, está sin coche y sin posibilidades de comprarse otro durante bastante tiempo".






Ahora se trata de pensar en esos casos.
No hay recetas. Pero sí podemos intentar un método.

  1. Detenernos a pensar el asunto. Los anteriores son problemas de otras personas, medio reales, no nos encontramos implicados... Pero sirven de ejercicio. Piense sobre ellos. Ya pensaremos sobre los propios.
  2. Dejar fluir nuestras emociones y pensamientos. No es el momento de juzgarnos por lo que venga a nuestra mente en ese momento. Solo dejarlo salir. Este paso resulta difícil a mucha gente, incluso hay quienes no consiguen realizarlo las primeras veces. La tentación de autoincumplarse o de exculparse de lo que nos acontece nace demasiado fuerte en nosotros, se sembró durante la niñez y se ha trabajado mucho. Sus raíces poderosas nos enredan como hiedra.
  3. Consultar con lo que sabemos, con nuestra experiencia o la de otros. Hablar con alguien los problemas propios es fuente de salud filosófica y psicológica. A veces se trata de leer, otra manera de dialogar con alguien que vivió antes que nosotros y nos dejó escritas sus reflexiones.
  4. Comprender el problema. De esto le tengo que explicar más detenidamente. En comprender los problemas que nos preocupan o nos interesan radica la clave de la filosofía... y de nuestra vida.
  5. Proponer soluciones y mantenerlas. Le diría que hasta es preferible equivocarse que no hacer nada.

Ninguno de los problemas anteriores es psicológico. Sobre esto suele haber confusión. Nada hay en esas situaciones que se salga de lo que podemos situar en nuestra vida pensando por nosotros mismos, ni tiene que ver con alteraciones de nuestra conducta, ni con patologías.


Se trata de establecer escalas de valores y actuar de acuerdo con ellas 
¿Qué es una escala de valores? Una lista según su importancia para mí de lo que quiero, lo que deseo, lo que pretendo.
Voy a citar libremente un pensamiento de Séneca (punto 3 del método: "consultar la experiencia de otros"): "No ves que es una tontería no estar contento con la luz del día pensando en que podría haber un rayo más de sol".

No hay comentarios:

Publicar un comentario